En el mundo hay más libros, notas, sobre el amor que sobre cualquier otra materia. Pero cada uno de esos escritos -por humilde y personal que sea- siempre dice algo nuevo. Y siempre nos despierta mayor curiosidad que otros asuntos...
Se diría también que para la poesía y todo lo que signifique arte -es decir, para ese rincón de la mente o del alma que permanece incorruptible- sólo existen dos o tres temas. Es fácil descubrir que uno es la muerte, con la vida . Y que el tercero y más festejado es el Amor.
Casi no hay estudioso que no intente dar una explicación o definición del mismo: filósofos, biólogos, médicos, psicólogos, se han empeñado desde hace demasiados años en la tarea.
Hay muchos libros, dijimos. Pero, añadimos ahora, “maestros” hay muy pocos, y todas las definiciones, más que iluminar, condicionan.
Convengamos en que el amor no es lo mismo para un psicoanalista que para un poeta. Aunque, convengamos también, un psicoanalista y un poeta enamorados no se diferencian mucho en su conducta.
Hay autores que nos enfrentan con los amores literarios, sin que debamos tomar lo de “literario” como sinónimo de ficticio. Y quienes eligieron escribir sobre este tema no trataron precisamente de hacer ciencia ficción, sino de entender el amor y entenderse a sí mismos.
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